La bici te conecta: con vos mismo, con los otros, con la naturaleza, con la ruta, con tus sentidos. Te conecta de verdad, no a través de wifi. No dependés de una pantalla y una buena conexión, sino de cuán bien funcione esa otra energía invisible: la predisposición. Volvés a ser un niño, o sacás a tu niño interno: disfrutás de la cosas sencillas (porque para mí, eso lo perdemos cuando empezamos a ver tele y nos comemos todas las publicidades), amás comer sentado en el pasto, llegar al final del día con las piernas con marcas de la cadena, los pedales y algo de barro te pone feliz, querés tocar y oler todo, estar mucho tiempo quieto te pone ansioso.
3 de febrero de 2015 “Los seres humanos tienen una necesidad profunda de apego y de crear vínculos. Es así como obtenemos satisfacción.”…
2 de febrero de 2015, Ibarra Papi: Volví a la sierra. Y te lo digo desde ya, antes de contarte más nada: es mi…
18 de enero de 2015, Baeza Papi: Me dieron ganas de volver a escribirte. Por más que hablemos seguido por Skype o por…
Papi: Ayer llegué a Baños. Salí el jueves de Riobamba, tarde como me está pasando últimamente (alguien se me rió de que me…
Hacía varias semanas que había dejado la bicicleta guardada, en un rejunte entre los días en Montañita, la vuelta a Ambato para pintar…
Esto sí que fue épico, lo juro. El fin de semana me tomé unas vacaciones del –recién iniciado- viaje en bicicleta y volví a hacer…
[Si tarda en cargar, paciencia: el post va cargadísimo de fotos. Maticen con algo de música, como esto] Hace cinco meses que estoy escribiendo…